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Cada 19 de marzo celebramos el día del Padre. Un día en el que se recuerda, de forma especial, las cosas que un padre puede hacer por nosotros.

Haciendo una búsqueda sobre la celebración de este día, podemos encontrar que, dependiendo de unos países y otros, la fecha y la forma de celebrarlo también cambia. En la mayoría de países, este día se celebra el tercer domingo de junio. En nuestro caso, siendo un país de tradición católica europea, coincide con el día de San José.

Lo que está claro, es que la celebración del rol paterno es un fenómeno universal. Supone una figura importante dentro de cualquier familia. Figura que da sentido y cohesión a la familia, así como influye en el desarrollo como individuo. Celebrar la figura del padre no es sólo homenajear a una de las personas que nos ha dado la vida (biológicamente hablando). También implica agradecer su implicación con su prole, la responsabilidad ejercida y materializada, así como la influencia de esta figura en la construcción de la propia identidad personal.

El rol paterno

La figura del padre es una guía para los niños, una persona que da afecto pero que, a la vez, corrige cuando cree que no lo estás haciendo bien, alguien que da cercanía y que dirá siempre que hace lo mejor para ti. Es importante recordar que la base de una relación sana es la confianza, el respeto y el cariño y que, con eso, se creará poco a poco un apego seguro y un niño seguro. De la misma forma, hay padres que por la razón que sea, no dan a sus hijos lo que ellos necesitan y encontramos problemas en estos niños porque se sienten sin un apoyo vital, que es el padre. Ser padre no es un trabajo fácil y, a veces, hay que apoyarlos para poder realizar bien su labor.

También, nos parece adecuado reflejar que las familias del siglo XXI han cambiado y que se puede dar la opción de tener dos padres o dos madres y ser una familia con las mismas características que las demás. Una familia donde, aunque no exista la figura paterna o materna, se transmiten unos valores íntegros y los niños crecen con un amor incondicional.

Normalmente celebramos este día obsequiando con regalos, o realizando alguna actividad diferente. Pero lo realmente importante es pasar un tiempo de calidad con las personas que nos importan.

Nuestra relación con esta figura

Esta celebración, puede ser un buen momento para hacer una revisión de la relación de esta figura con el resto de la familia (tanto si eres la hija o el hijo, o si eres la pareja de ese padre). También poner “los relojes en hora” comunicándose de verdad y pasando un tiempo de calidad. Porque muchas veces, con el ritmo frenético y compromisos varios, no disponemos ni de ese tiempo ni espacio donde comunicarnos y reconectar “de tú a tú”.

Por otro lado, esta fecha puede no ser un día “a celebrar” por diferentes motivos. La ausencia de esta figura en la vida, de una manera u otra. Relaciones paterno-filiales complicadas, etc. Ello puede hacer que pasar este día, sea una tarea más difícil que fácil, por todo lo que nos hace recordar o “darnos cuenta”.

Ser padre

En el caso de que seamos padres, también es un buen momento para reflexionar sobre nuestra forma de ejercer como tales. Explorar si estamos contribuyendo a una  paternidad responsable, o podemos mejorar en algún aspecto.

Para la reconciliación con esta figura paterna (sea presente o ausente), e incluso con nosotros mismos (como padres ejercientes) muchas veces necesitamos ayuda de otras personas, y acudir a una visita con un profesional de la psicología puede ofrecernos mucha ayuda.

Como conclusión final, pensamos que es bueno que se celebre una vez al año el día del padre, pero más bueno sería celebrarlo todos los días. Siendo conscientes y responsables, y disfrutando de todos nuestros seres queridos de la mejor forma posible.

¡Feliz día del padre!

Tamara Peral y Juan Carrera Arocas

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