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Ha llegado la época de las buenas intenciones y las metas para el próximo año. Algunos estudios revelan que la mayoría de propósitos de año nuevo están relacionados con cambios de hábitos. Con dejar de hacer determinadas cosas que no nos gustan y/o empezar a hacer cosas que nos gustaría.

Todos, sin quererlo a veces, nos planteamos cómo ha ido el año anterior y nos ponemos expectativas para el siguiente. En este repaso del año anterior, podemos tomar conciencia que no hemos cumplido los propósitos de año nuevo que con tanta motivación nos planteamos en Enero de año anterior… Tranquilo/a no estás solo/a, esto es algo bastante habitual, aunque no por ello menos molesto.

En este post os vamos a dejar unas cuantas claves para ayudaros a cumplir y perseverar en vuestras intenciones y conseguir vuestros propósitos de año nuevo. ¡Empezamos!

  1. Escribirlos. Es el primer paso es saber lo que queremos para este nuevo año y escribirlos es una forma de materializarlo. Dejar las ambigüedades que surgen solo en nuestra cabeza y concretar frente a un folio en blanco. Es también una forma de comprometernos un poco más con ellos. Además es una forma de recordarlos, podemos ponerlo en un lugar visible e ir a visitarlos de vez en cuando o calendarizar la revisión de los mismos para ver cómo van y que modificaciones de ruta puedes hacer para acercarte más a ellos.
  2. Ser concreto y no abstracto. En este punto, os animo a que seáis lo más específico posible en que significa ese propósito. Por ejemplo, proponerme «hacer deporte» es muy amplio y puede suponer muchas cosas. Cuando llegue el momento de ponerme a ello puedo bloquearme sin saber si quiero apuntarme al gimnasio, a clases algo o quiero hacer deporte en casa… Saber qué hacer concretamente relaja mucho y ayuda a la motivación. La decisión ya está tomada en el momento de empezar.
  3. Objetivos realistas. No sirve de nada proponernos objetivos que escapan de nuestra capacidad o implican un esfuerzo sobrehumano. Por ejemplo, ahorrar determinadas cantidades de dinero cuando nuestro sueldo apenas cubre nuestros gastos, o hacer una maratón cuando nunca antes hemos corrido. 
  4. Busca motivación más allá. No sólo proponérselo porque está bien visto o porque todo el mundo lo hace. Hay que buscar el verdadero motivo que nos empuja a nosotros a querer cumplir eso. Se trata de hacer el propósito lo más nuestro posible y que hable sobre nosotros y nuestros propios deseos y motivaciones. “No hay nada en el mundo que capacite tanto a una persona para sobreponerse a las dificultades externas y a las limitaciones internas, como la consciencia de tener una tarea en la vida.”  Viktor Frankl
  5. Convertirlo en acciones específicas. Un plan es más fácil de cumplir que una meta. Si convertimos nuestro propósito en acciones concretas que nos vayan acercando, poco a poco, a nuestro objetivo final, sabremos cómo llegar a él. Además evitaremos la desmotivación, ya que a veces, hemos mejorado con respecto al principio pero no nos damos cuenta de nuestros avances o los minimizamos, al no haber llegado al objetivo final. Los pasos hacia delante son muy importantes y hay que valorarlos tanto como la consecución del objetivo final.  Puedes ir calendarizando o haciendo un horario realista que te ayude a incorporar las novedades en tu día a día sin que parezca un cambio radical.
  6. Solo uno a la vez. Cambiar no es algo fácil, y hacer muchos cambios a la vez satura. Un cambio de hábitos requiere un esfuerzo mental de ser consciente de los cambios que tengo que ir introduciendo en el día a día para cumplirlo. Ni que decir tiene que este esfuerzo agota. Imagina haciendo miles de movimientos a la vez… al final desistir se hace demasiado tentador. Poner mi foco en solo uno, facilita la tarea.
  7. No ser duro con uno mismo. Todos flaqueamos en la motivación, y no cumplir un día o una temporada no debe hacernos rendirnos de nuestros propósitos. Nuestra tendencia a criticarnos o centrarnos en los fallos puede llenarnos de culpa y frustración, y esto no ayuda. Es más, si estamos siguiendo nuestro plan y hay avances, aunque sean pequeños, es una buena idea recompensarnos. Hay infinidad de estudios que hablan de que es mucho más útil recompensar que castigar a la hora de generar nuevos aprendizajes y un cambio de hábitos es un aprendizaje más. Así que, en lugar de criticarnos o lamentarnos por lo que aún no hemos conseguido, vamos a darnos una pequeña recompensa por los avances!

Por último, hay cambios más importantes que otros y más significativos para nuestra vida. Si se hace demasiado difícil y es demasiado importante como para dejarlo pasar, siempre puedes buscar el apoyo o asesoramiento de profesionales como nosotros que te acompañen en este camino hacia la mejora personal.

Feliz cambio de año, y feliz cambio de vida!

Irene López Romero

CV11092

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