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Estamos en el mes por excelencia de vacaciones de verano, en que las temperaturas suben cada día más y más, y con ellas las ganas de comenzar las vacaciones por todo lo alto viajando a nuevos lugares, yendo a segundas residencias en la playa o teniendo cerca una piscinita. Por fin es el momento de disfrutar al máximo del tan ansiado aire libre y el sol, ya es el momento de guardar las chaquetas para sacar nuestra ropa más veraniega y cómo no, los bañadores. Pero, a veces, también sacamos del armario algo que debería quedarse en él: las inseguridades y complejos físicos.

En esta época del año en la que mostramos más nuestro cuerpo, es cuando más afloran las preocupaciones por el físico, sobre todo si no hemos cuidado nuestra salud en esta cuarentena. Lucir una bonita piel bañada por el sol y cuidar la línea para lucir el cuerpo escultural, que vemos en los medios de comunicación  siempre han sido una meta para muchas personas en estas fechas.

¿Y de dónde vienen este ideal de belleza y la búsqueda por conseguirlo?

Un ejemplo claro de que no existe un ideal de belleza es el hecho de que ha ido cambiando con las generaciones. Desde el arte clásico hasta hoy en día podemos ver una evolución en lo que se consideraba y se considera bello o atractivo, centrándose en distintos aspectos como el volumen del cuerpo o incluso el moreno de la piel. Sobre todo para la mujer el cuerpo ha sido el centro de su identidad o valía en la sociedad y tristemente cada vez más, también para el hombre existen estos complejos físicos.

Hoy en día desde los medios de comunicación y la publicidad, nos bombardean con el ideal deimagen que hay que tener durante el verano. También nos trasmiten que hay que hacer la llamada y ya normalizada  “operación bikini”, y que para triunfar en la vida es necesario tener esa imagen que nos intentan vender. No podemos perder esta perspectiva; es PUBLICIDAD que tiene un objetivo claro, VENDER. Es más, si ojeamos algún periódico o revista de hoy probablemente nos encontraremos con algún artículo, vídeo, noticia o anuncio que nos hable de las maravillas de algún método milagroso para poder conseguir el ansiado cuerpo perfecto.

Esto nos lleva a plantearnos ¿cuál es el cuerpo perfecto?                                  

El cuerpo perfecto no existe y por eso su  búsqueda siempre será inalcanzable e insatisfactoria, lo que dará lugar a sentimientos negativos de tristeza, ira, frustración y baja autoestima que terminarán dañando a nuestra autopercepción con los complejos físicos. En algunas ocasiones, estas preocupaciones y sentimientos tan intensos pueden convertirse en una auténtica obsesión, llegando a crearse serias enfermedades psicológicas que pueden llegar a poner en peligro nuestra salud física y mental.

Entonces… ¿Nos tenemos que resignar con nuestro cuerpo?

La respuesta es no, más bien es, cambiar de enfoque. Para los budistas, nuestro cuerpo es el templo donde anida nuestra alma y debemos cuidarlo y quererlo para que esta desee vivir en él. Y es aquí donde está la clave, transformar la palabra resignar por aceptar.

El primer paso sería la aceptación de tu cuerpo, con sus puntos fuertes y sus limitaciones, esto te permitirá generar metas más realistas. Desde aquí podrás trabajar en él de forma saludable, si ese es tu objetivo. Pero no serán unas semanas de trabajo antes del verano, sino que será una nueva forma de relacionarte con tu cuerpo para siempre, un trabajo que probablemente, conllevará un esfuerzo al principio y que lentamente irá generando resultados, lo que aumentará  tu motivación hacia conseguir la satisfacción que deseas. De esta manera conseguirás lograr tu objetivo de forma saludable y tranquila.

Llevar una dieta sana, así como realizar una actividad física acorde a nuestra edad y posibilidades nos permitirá poco a poco crearnos una buena y sana imagen sobre nosotros mismos, en definitiva, crear un buen templo donde nuestra alma anide en paz y armonía.

Así que olvídate de las dietas exprés, de rutinas exhaustivas y de la operación bikini, que solo harán más que incrementar esos sentimientos desagradables.

Nuestra recomendación para tener el cuerpo de playa perfecto es simple, solo tienes que seguir estos dos sencillos pasos:

  1. Tener un cuerpo.
  2. Ir a la playa.

P.D.: Bebe mucha agua y reaplica protección solar a lo largo del día. ;P

Os dejamos un par de enlaces a documentales interesantes relacionados con este tema;

Ángela López López

CV15499

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