fbpx Skip to main content

Perder peso es una tarea difícil y constante que padecemos algunas personas. Tal vez pueda ser de manera circunstancial, en determinado momento de nuestra vida; otras veces, permanece en nuestros objetivos día tras día, semana y año. Yo soy de estas últimas personas que entienden qué significa pelearte con tu peso y, como consecuencia, con tu cuerpo.


La manera en la que miramos el número que marca la báscula al pesarnos es la misma que la que nos dedicamos a nuestr@s mism@s. Las emociones nos asaltan, desde la rabia hasta la apatía, frustración, tristeza e incluso, culpabilidad. A través de estas emociones nuestra autoestima va zozobrando hasta caer en una deriva que puede llegar a atropellarnos. Debo perder peso… debo perder peso… debo perder peso...


¿Cómo se traduce el peso en nuestro sistema emocional?


Primero observamos la parte física. Me cuesta más caminar, respiro peor, me resulta más difícil llegar a mis pies, me canso antes haciendo ejercicio, no me gusta cómo me sienta la ropa… Llega la exigencia: Yo no debería pesar esto. Mal mal mal. La realidad física es la que me impacta en primer lugar. Algo ha cambiado y no es para mejor. Comienza la pelea con nosotr@s mism@s.


Segundo, la exigencia suele llevar de la mano la culpa y el castigo. En este sentido, asociamos el castigo a realizar dietas restrictivas o deporte desmesurado para compensar lo que he comido. Comprometerme con el deseo férreo de bajar de peso a toda costa. Puedo hacerlo durante un tiempo, pero no será estable. Cuando siento que el castigo ya está resarcido o no lo aguanto más, la comida vuelve a ser seductora y el deseo de ser libre es tan fuerte, que vuelvo a ganar peso.
Pero también es verdad que no tod@s funcionamos igual.

Cuando nos cansamos de pelear con el peso, nos abandonamos a nuestra realidad como si esto es lo único que puede pasar, incluso lo que me merezco. Cierro los ojos, utilizando mis circunstancias (estrés en el trabajo o mi familia, ansiedad, falta de estímulos agradables en nuestra vida…) como justificante para olvidarnos del peso. Sin darme cuenta, apuesto por socavar mi autoestima a través del deseo de comer para calmar lo que siento. Si no puedo conseguir lo que quiero (ser delgad@), por lo menos me doy la satisfacción de comer. Esto es abandono de mi mism@

Si te das cuenta, tanto de una manera como de la otra, la pelea interna está en juego; lo que pasa y lo que me gustaría que pasara. Lo que soy y cómo me gustaría ser. Te digo algo: En esta pelea sólo pierde tu autoestima; sólo pierdes TÚ.


¿Cómo se relaciona la autoestima con el peso?


Sentir que tengo exceso de peso va ligado a la autoestima porque soy incapaz de verme bien, por lo tanto, mi autoconcepto se resiente. A veces me puedo dar hasta asco cuando me veo desnud@, o evito mirarme al espejo para tener el mínimo contacto posible con mi imagen. De esta forma, puedo mantenerme en este peso sin que duela demasiado. La autoestima viene de la comparación. Yo soy
más fe@ por tener exceso de peso, pero incluso puede suceder que el sentir que tengo mucho exceso de peso me puede llevar a la generalización, creyéndome que no valgo nada simplemente por lo que marca mi báscula. TÚ ERES MÁS QUE EL PESO QUE TIENES.


Esto no significa que todas las personas con exceso de peso tengan la autoestima baja. Evidentemente si es mi elección, no tendré ningún problema. Sin embargo, animo a tener cuidado en este sentido, porque si no tengo ningún problema con mi imagen a pesar del peso, puedo dejarme todo el camino libre a la hora de comer, puesto que me acepto como soy, con 10 kilos de más, ¿qué más da 20?. CUIDADO,
porque lo que estoy haciendo es renunciando a otras cosas simplemente por darme el gusto de comer lo que quiera. Dicho de otra manera, yo puedo tener exceso de peso sin que mi autoestima se resienta, pero no puedo abandonarme, dejándome fluir en la comida como si mi peso no importara nada. Un peso más ligero nos hace sentir más ligereza en nuestros movimientos, por lo tanto, abandonarnos en el peso es un síntoma de abandono de nuestro cuerpo y, por consiguiente, de nuestra autoestima.

Yo te propongo un cambio de perspectiva. CUIDAR DE NUESTRA AUTOESTIMA PARA ABORDAR EL EXCESO DE PESO. Cuando la autoestima está sana y fluye, me siento fuerte y capaz, los objetivos se visualizan. Me pongo en movimiento. Sé cómo llegar a conseguirlo. Puedo hacerlo. Recuerdo cuando era jovencita y me decían que no tenía “fuerza de voluntad” para ser constante con las dietas. Madre mía, ojalá se hubieran preocupado de mi autoestima, de empoderarme a mí en lugar de sólo ver que me saltaba la dieta y que ser gorda era mi gran problema. Hazme ver lo que valgo, no cuál es mi problema.

¿Algunos trucos para ayudar a tu autoestima en la pérdida de peso?

1.Tú eres más que el peso que tienes. Me repito y repetiré. El peso sólo es una circunstancia. Aparte tienes otras cualidades fantásticas. Te animo a que ahora mismo hagas un pequeño listado de 7 cualidades positivas que tengas. Si no te salen varias de entrada, tal vez tu autoestima esté resentida. No te preocupes. Dedícale más tiempo, o incluso puedes preguntarle a alguien de mucha confianza, familia o amig@s. Si aun recibiendo estas cualidades de fuera, no te llega… amig@, te recomiendo terapia para salir de ahí, porque algo profundo te impide conectarte con lo positivo.

2. Trátate con mucho cariño cuando el peso te esté machando. Piénsalo desde el otro extremo. Cuando vemos a una persona excesivamente delgada porque ha estado enferma o tiene un problema, no la machacamos. Todo lo contrario. La miramos con mucho cariño, la animamos a comer, somos pacientes y calmad@s. Pues esto también para ti.

Te propongo otro ejercicio. Durante 21días elige la parte del cuerpo que menos te guste al haber engordado (barriga, cartucheras, brazos o muslos…). Cada día, dedícale 10 minutos para hablarle con cariño. Acaríciala y experimenta que, a pesar de la gordura, siente. La ternura siempre nos recompone, siempre nos ayuda. Empieza por darte ternura a ti mism@. Ser gord@ no es una sentencia, es un estado que puede cambiar.

3. La exigencia no nos ayuda en nada. La autoestima sí. Cuando la pérdida de peso forma parte de tu vida a largo plazo, no puedo permanecer en la exigencia porque el enfado de fallar o de no conseguir el objetivo me llevará a refugiarme en la comida. Sin embargo, la autoestima tiene que ver con saber cuidarme y quererme, desde aquí se convierte en una costumbre como beber agua, ducharse, ponerme crema cuando me pongo al sol, o cualquier otra tarea que hacemos simplemente porque me sienta bien.
Párate ahora y haz un pequeño listado con todas esas cosas pequeñas o grandes que te hacen sentir muy bien y que no tienen que ver con la comida.

4. Sé sincer@ contigo. ¿Qué está pasando en tu vida que te estás refugiando en la comida? Esto es una
tarea muy importante puesto que nuestras circunstancias personales pueden estar favoreciendo que yo no pierda peso. Si estas circunstancias son grandes y acaparadoras, es necesario coger perspectiva para ocuparme también de mí mism@.
Me gustaría que hicieras un listado con los justificantes a los que recurres que impiden que te centres en ti y que además favorecen que no pierdas peso o que te refugies en la comida.

5. Si estás comiendo bien pero no pierdes peso, seguramente tu metabolismo es excesivamente lento.
Sentirme bien conmigo mism@, me devuelve el entusiasmo y las ganas de hacer cosas. No te garantizo que esto favorezca que pierdas peso, pero la alegría facilita que la energía fluya, se mueva y con ella, todo nuestro organismo, por lo tanto, afectará al peso, aunque no sea en la medida en la que te gustaría.

Soy una gran defensora de la autoestima en las personas con exceso de peso. Los gord@s han sido motivo de burla y de chiste siempre, por lo que quiero reseñar, que cuando tu autoestima está por los suelos, esto puede tirarte al vacío de tu propio desprecio. La autoestima es el motor que nos da el lugar que merecemos, nos habla de que tenemos derecho a ocupar el espacio que tengamos, sea el tamaño de mi cuerpo el que sea. Es nuestra gasolina para sentirnos capaces y con ganas de evolucionar, de mejorar.
Por ello, si sientes que tienes problemas con tu peso, pero sobre todo que tu peso ha conseguido que pierdas tu autoestima, no lo dudes ¡Llama! Me encantará conocer tu caso y ayudarte.

Inma García Beviá

CV06074

Avenida Pintor Baeza 7, local izquierda (al entrar en la plaza)

Teléfono: 634 565 947

info@lucentumpsicologia.com

 

Menú

#