Ya hemos comentado en anteriores posts por qué puede ser interesante hacer terapia en distintos momentos de nuestras vidas. Por ello hoy, nos centramos de manera especial en todo lo que estamos viviendo a través de esta pandemia. La COVID19 ha puesto de manifiesto la relevancia de tener una buena higiene mental que nos ayude a sobrellevar, superar y aceptar toda esta situación.
La pandemia nos ha traído un confinamiento que nos ha obligado a estar en casa. Hemos tenido mucho tiempo para tomar contacto con nuestro entorno inmediato; Con los objetos que tenemos a nuestro alrededor (arreglamos armarios y cajones como si no hubiera un mañana para tener una ocupación productiva). También con la falta de liquidez o la disminución de los ingresos puesto que muchas familias se han visto inmersas en cierres de negocios, ERTEs o disminución del horario laboral con la consecuente rebaja de dinero. Pensar en el futuro económico ha generado una gran preocupación aderezada con mucha ansiedad que hemos podido exteriorizar, o no.
Pero también hemos tenido que tomar mucho contacto con aquellos con los que convivimos (madres y padres, parejas, hijos, pero también abuelos, compañeros de piso, incluso vecinos). Incluso, con nuestra propia soledad obligada y forzosa. La soledad es hermosa si la decidimos nosotros, pero cuando es impuesta nos aprieta la mandíbula con fuerza. Del mismo modo, adoramos a las personas que viven bajo el techo que nos ampara (o tal vez eso era lo que se creía). Sin embargo, durante el confinamiento no ha habido escapatoria, ni vacaciones, ni distancia de seguridad. Los que están en casa, seguían en casa todo el tiempo. En ocasiones, salir a comprar o pasear al perro era todo un alivio. Un gran respiro para tomar aire y continuar. Algunas emociones acuden poniendo en duda los vínculos.
Sin estar en el mundo exterior nada más que a través de los medios de comunicación o las redes sociales, hemos tenido que reducir nuestras interacciones sociales. No es sólo que durante el confinamiento no pudiéramos ver a los que queríamos. EL problema añadido viene, cuando por fin podemos visitarlos, las reglas de protocolo que implican el cuidado, nos ha puesto barreras a los abrazos, los besos, el contacto y el calor. Sólo de leerlo tal vez se te haya puesto un nudo en la garganta.
Y ya desde un punto de vista personal, aceptar que el virus es un ente que no vemos, que no podemos controlar, pone a flor de piel nuestro miedo a la enfermedad y un miedo mayor y más básico, el miedo a la muerte. Incluso no acaba ahí, puesto que encima sumamos la posibilidad de que, gracias a un descuido nuestro, nos podamos convertir en el causante de la enfermedad de otra persona, lo que zarandea nuestro sentido de la responsabilidad.
Si os dais cuenta, en cada párrafo he descrito muchas de las cosas que nos han sucedido y que nos están sucediendo y que tienen que ver con nuestras emociones y en especial, con el miedo. El miedo puede llegar a ser muy intenso. El miedo nos atrapa en una red que bloquea el movimiento y, en ocasiones, hasta la respiración. Quizá al leer alguno de estos párrafos has sentido deseos de llorar. Si se te ha puesto un nudo en la garganta o tus puños se han apretado con fuerza. Si el corazón se te ha acelerado o has deseado gritar, incluso dejar de leer, entonces es que puede que estés en alguno de estos procesos o en los dos;
- O bien, has estado en experiencias que aun no has podido gestionar. En este proceso de digerir, las emociones aumentan cuando leo o veo algo que contacta con ello.
- O bien, estoy en pleno proceso de asimilación de la emoción, es decir, estoy instalad@ en la emoción que impide avanzar o moverme.
En conclusión, cuando las emociones están demasiado presentes, la terapia es un gran aliado; Cuando tengo imágenes recurrentes del pasado o el futuro. Cuando el bloqueo me resulta abrumador. La apatía o el vacío forman parte de mi día a día. Si siento que estoy continuamente irascible, permanentemente enfadad@ o quiero salir huyendo de esta vida que me ha tocado vivir, entonces, sin duda, LA TERAPIA ES LA MEJOR OPCIÓN.
Si sientes que lo estás pasando mal. Si piensas que hacer terapia podía ayudarte, ponte en contacto con nosotras. Caminaremos juntos. Anímate a probar!!
Inma García Bevia
Colegiada CV 06074